viernes, 7 de noviembre de 2014

La caza

Domingo siete de la mañana, cualquier bar de pueblo, lleno hasta la bandera. Todos uniformados de verde y marrón, con sombrero de ala ancha, botas altas y contando anécdotas que incluso mientras se cuentan suenan exageradas. Así comienza un día mas de caza, un día mas de descaste, un día mas en el que los campos se llenan. Cegados por esta afición, muchos los que fin de semana si y fin de semana también salen al campo, vestidos con sus atuendos de cuero y un arma a las espaldas. Prepárense liebres y tórtolas que ya se escucha el liberar de esos galgos, de esos podencos de esos cocker que correrán tras su presa, espantandolas hasta que un perdigonazo de fin con ese vuelo o esa carrera. Afición que muchos han tomado, pero que muy pocos interpretan los secretos que ella desempeña. Salgamos al campo de caza, pero hagamoslo con cabeza, no convirtamos en aquellos que le tiran a todo lo que se mueve, respetemos la naturaleza, no matemos aquellos animales son pequeños, ni tampoco hagamos batidas como si de monterías se tratasen, cincuenta perros con veinte escopetas igual a muerte de animales. 

Bonita aficion para uno, crimen para otros, no son mas que opiniones que se hacen desde dentro y fuera de ese mundo. Cada cual guarda una opinión, pero no es este mi objetivo, sino decirles a esas personas que respeten la naturaleza. No maten a animales como si fuéramos a hacer una parrillada, que es eso de matar cuatro o cinco piezas, señores si queremos que se conserven no conviertan esto en un juego. Tampoco abandonen a aquellos animales que han criado, esos perros que han tenido en casas durante la época en la que no hay veda, esperando poder sacarlos y ahora porque no estén bien enseñados, sean demasiados viejos terminen matándolos o abandonándolos a su suerte. Señores disfruten de su afición, pero respeten. 

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